La pregunta ahora ya no es ¿Hay vida después de la muerte?. No. Ahora la pregunta es ¿Hay vida ANTES de la muerte? Y si, lo que pasa es que nos levantamos y dejamos de agradecer por ese día. Nos despertamos por la mañana de mal humor. Nos levantamos enojados, cansados, preocupados, tensos, estresados, atrasados, pero ya no nos levantamos felices, sonrientes. ¿Cuándo nos paso esto? ¿En que momento de nuestra vida surgió este hombre o mujer que hoy se despierta queriendo seguir en la cama, tratando de desaparecer del mundo? ¿A que edad cambiamos de ser esos niños llenos de energía, positivismo y nos convertimos en los adolescentes malhumorados, que pasan de todo y que quieren seguir haraganeando en casa? ¿En que momento pasamos de saltar de la cama hacia decir “hoy no me hables que amaneci de malas”?
Y deseamos ser felices, a menos que estemos mal de la cabeza, todos deseamos, aunque sea en el fondo de nuestro ser, ser felices. Pero el problema esta en que buscamos la felicidad donde no esta, buscamos la felicidad en el lugar equivocado. Y porque? Porque creemos que la felicidad es “algo” o “alguien”, creemos que la felicidad es la meta, es el lugar al cual llegar. Pero cuando nos damos cuenta, todo, absolutamente todo, esta en nosotros mismos. Y el camino es sencillo, no hay que viajar a ningún lugar para “encontrar” la felicidad, por lo menos no tenemos que viajar a un lugar lejano. Si hemos de viajar es un viaje a nuestro interior. Dificil? A veces si. Todo depende. No hay formulas mágicas, no es algo calculable. Es algo personal, pero el camino es el mismo para todos. El camino a la felicidad.
